La película que a continuación voy a tratar es “La herencia del viento”, un drama estadounidense de los años 60 basado en hechos reales y dirigido por Stanley Kramer.
Relata la historia de un joven profesor de Tennessee, Bertram Cates, que es detenido por violar la ley del Estado al explicar en clase la teoría de la evolución de Darwin y negar la creación del ser humano como un acto divino de Dios. La película transcurre en un intenso y enfrentado juicio entre los ideales del creacionismo, defendidos en todo momento por el líder ultraconservador Matthew Harrison Brady, y los conocimientos del darwinismo, defendidos por al abogado Henry Drummond.
De esta forma, este juicio, aunque ficticio en el film pero que ocurrió también en la realidad, supuso uno de los mayores y espectaculares episodios de la jurisprudencia norteamericana, ya por primera vez se enfrentaban Iglesia y ciencia, así como, a la vez, se ponían sobre la mesa otros aspectos, como la libertad de pensamiento y de cátedra.
Una vez que ya nos hemos situado en el tema, podemos llegar al centro de la cuestión: “si la película es la respuesta, mis preguntas son: ¿a qué debemos dar más importancia, a aquello que creemos (religión), o bien a aquello que se nos presenta más razonable (ciencia)? ¿Es acertado todo lo que afirma la religión? ¿y la ciencia? ¿Somos libres de expresar lo que pensamos?
Si contestamos a estas cuestiones de una forma objetiva y en el contexto histórico y social que vivimos, diríamos que se le da más importancia a todo lo que se puede explicar mediante el uso de la razón y la inteligencia, y, junto a esto, que sí podemos expresar y decir libremente lo que pensamos sin ningún tipo de recriminación.
En cambio, a estas afirmaciones se le pueden objetar infinidad de casos y particularidades. Primero, debemos analizar que existen en la actualidad otras culturas y Estados en los que esta situación es toda una utopía. Regímenes totalitarios y dictaduras donde los ideales de cada persona deben ser reprimidos en uno mismo y actuar de acuerdo con el resto y la nación. Junto a esto, perviven otra gran cantidad de culturas en las que todo gira en torno a un Dios, que en la mayoría de casos priva a los seres humanos de una de sus mayores características: el uso de la razón.
Si nos adentramos en nuestra propia cultura y situación, nos damos cuenta que esto no ha sido igual durante toda la historia (como se puede apreciar en la película), sino que, más bien, ha sido uno de los logros más importante de la historia reciente. Por ejemplo, en el caso de nuestro país, España, hasta hace unos pocos años toda la vida y el pensamiento estaban regidos por la leyes de la Iglesia y no se aceptaban opiniones adversas, tachadas en todo momento de inmorales, pero esa es otra cuestión en la que ahora no me quiero adentrar.
En cuanto a identificar qué es más acertado, si religión o ciencia, vendríamos a caer en la misma cuenta. Haciendo uso de la sociedad actual, diríamos que la ciencia es lo más correcto, ya que todo lo que afirma tiene cierta base demostrable. En cambio, la Iglesia no aporta ningún argumento, y simplemente se basa en que las cosas son como son “porque sí”, sin tolerar, en muchas ocasiones, diferentes opiniones.
Pero si echamos un vistazo a épocas pasadas u otras culturas, volvemos a ver que todo depende del contexto histórico y social que vivamos.
Con esto, vengo a afirmar que, por concluyente, los seres humanos somos seres libres de expresar aquello que opinemos dependiendo del contexto en que nos encontremos, siendo ciencia y religión dos realidades con una naturaleza totalmente opuesta.
En la siguiente secuencia de la película, se puede apreciar un claro ejemplo de cómo la religión dominaba la opinión pública y la justicia de la época, y no admitía nada que se alejase de su forma de afrontar la vida y la realidad:
Hecho por: José Ángel Zabala García