lunes, 13 de diciembre de 2010

El Sentido de la Vida

Se rompió la arista frágil de una estrella.
Los cuentos infantiles no hace mucho se acallaron,
las aventuras de sus libros no tenían ya quien los leyera.
Ni Nietzsche, ni Hipócrates, maestros nuevos,
podrán extenderle más sus manos
ni sus letras,
ni susurrarle al oído que vivir o morir es tan inútil
como el tratar de darle un sentido a la vida o al fin de la existencia.
Cómo explicarle ahora
que el único sentido de la vida es la vida misma
y que la muerte
es solo la continuación de esa larga muerte previa
en la que siempre estuvo desde antes de nacer
y de esta corta ventana con ojos,
conjunción de azar milagroso,
a esta vista subjetiva al sol y a la existencia.
Cómo explicarle a ese joven que flota extraviado
en el silencio del cosmos
sin el abrazo gravitatorio maternal,
que no tema,
que no tema.

José Antonio Heredia Muñoz

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