viernes, 3 de diciembre de 2010

HUME: TEORÍA ÉTICA

“La razón es y debe ser solamente la esclava de las pasiones” (D. Hume)

David Hume, filósofo, historiador y economista escocés. Nació el 7 de mayo de 1711 en Edimburgo y falleció el 25 de agosto de 1776 en esta misma ciudad.

Su pensamiento filosófico está basado en el empirismo (teoría filosófica que afirma que todo conocimiento se basa en la experiencia, mientras que niega la posibilidad de ideas espontáneas o del pensamiento a priori) y el escepticismo (doctrina que niega la posibilidad de alcanzar el conocimiento de la realidad, como es en sí misma, fuera de la percepción humana), los cuales profundizó y desarrolló ampliamente. Por ello, defiende que todo lo que contiene nuestra mente son percepciones, y que éstas percepciones se pueden clasificar, a su vez, en impresiones (sensaciones, emociones, pasiones…) e ideas (representaciones de dichas impresiones en la mente).

De entre sus obras cabe destacar, por encima de todas, Tratado sobre la Naturaleza Humana, Investigación sobre el entendimiento humano, e Investigación sobre los principios de la moral, en las cuales queda recogido todo su saber filosófico.

PENSAMIENTO ÉTICO

«Es evidente que la razón no puede explicar en ningún caso los fines últimos de las acciones humanas, sino que los ha de confiar enteramente al criterio de los sentimientos y emociones de los hombres, que son independientes de las facultades intelectuales. Preguntad a un hombre porqué hace ejercicio; dirá que lo hace porque quiere conservar la salud. Si entonces le preguntáis porqué quiere la salud, de repente os contestará: porque la enfermedad es dolorosa. Si todavía lleváis las preguntas más lejos y queréis saber la razón porqué odia el dolor, es imposible que os dé una. Éste es el fin último que no se refiere a ningún otro objeto.»

Tanto la primera cita como este texto, nos dan pie para adentrarnos en lo que de verdad nos importa ahora mismo: los fundamentos del pensamiento ético de Hume.

David Hume considera que la moral no se rige por la razón, afirmando que el juicio moral debe basarse en los sentimientos de aprobación o rechazo que las acciones nos provocan. Su pensamiento ético da una gran importancia a los sentimientos, y, en cambio, no considera que la razón sea el elemento central a la hora de realizar los juicios morales.

La mayoría de pensadores anteriores han considerado que el fundamento básico de la ética ha sido siempre la razón. En cambio, Hume no comparte esta opinión, ya que considera que la razón no puede ser el único fundamento básico para las cuestiones de tipo ético. Los juicios morales determinan nuestro comportamiento al dictarse aquello que debemos hacer y lo que no. En cambio la razón no puede determinar nuestro comportamiento. El conocimiento intelectual no puede determinar un comportamiento, ya que el conocimiento sólo puede ser de relaciones entre ideas (conocimiento analítico, alejado de cualquier consideración moral) o conocimiento de hechos, (y los hechos son hechos, no juicios morales).

Para Hume, el auténtico fundamento básico del juicio moral lo encontramos en los sentimientos. Son los sentimientos morales los que nos pueden mostrar la bondad o maldad de las acciones humanas. Esto tiene como consecuencia más importante la  inexistencia de una moral basada en la razón, sino que la moral estará basada en los sentimientos, y, por tanto, la pretensión de crear normas morales racionales no tiene sentido. No se sabe, racionalmente, que una acción es moralmente reprobable, se siente. De acuerdo a estos principios, propone la teoría del emotivismo moral.

Por último, hay que tener presente que Hume no niega que la razón intervenga a la hora de crear el juicio moral, lo que niega es que sea la única que interviene, e, incluso, niega que sea el elemento más importante.

Hecho por: José Ángel Zabala García

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